martes, 18 de diciembre de 2012

Práctica ‘’Mal de escuela’’




Fragmento del libro ‘’Mal de Escuela’’ de Pennac:

Pierdes de vista a una chiquilla en secundaria, nula, nula, nula como ella misma dice («¡Pero qué nulidad era!»), y veinte años más tarde una mujer joven se dirige a ti en una calle de Ajaccio, radiante, sentada en la terraza de un café:
—¡Señor, No toquéis el hombro del jinete que pasa!
Te detienes, te das la vuelta, la mujer te sonríe y le recitas la continuación de L'allée, ese poema de Supervielle que aparentemente ambos conocéis:
Se daría la vuelta
y sería de noche,
una noche sin estrellas,
sin curva ni nube.
Ella suelta una carcajada, pregunta:
—¿Qué sería entonces
de todo lo que hace el cielo,
la luna y su pasar
y el ruido del sol?
Y respondes a la niña que ha reaparecido en la sonrisa de la mujer, a la niña reticente a la que en el pasado le enseñaste; el poema:
—Tendríais que aguardar
que un segundo
tan poderoso como el otro
aceptara pasar"

El día que hicimos la práctica del libro de ''Mal de escuela'' en clase, mi grupo y yo expusimos este fragmento del libro. Nos llamó la atención y quisimos representar la escena a nuestros compañeros.
Creo que es bastante sencillo y quedó claro cuál era nuestro propósito.
Esta alumna, aún siendo como bien se dice ‘’nula, nula’’, es capaz de reconocer a su antiguo profesor y recitarle unas estrofas de un poema que estudiaron en su día en clase.
Seguramente la alumna siempre que haya escuchado este poema se haya acordado del profesor que se lo enseñó y lo tenga relacionado a él.
No todo en la escuela tiene que ser memorizar y estudiar cosas de memoria porque sepamos que se nos va a evaluar. El buen profesor siempre intentará enseñarte de la mejor manera para que puedas asimilar, aprender… Y posiblemente esta siempre estará relacionada al estar a gusto, a participar y a sentirte importante dentro de la clase.
Como ya mencioné en su día, el buen profesor tiene que ayudar, motivar de alguna manera a sus alumnos para que estos consigan superarse a sí mismos y encuentren motivos que les hagan dar los mejor de sí. Una buena comunicación entre profesor y alumno facilitará la tarea a los dos y gracias a ella, aún cuando pase el tiempo, el alumno siempre será capaz de recordar y guardar un buen recuerdo de su paso por la escuela y su profesor.







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